Un espacio gastronómico en el que el interiorismo y la arquitectura a cargo de Ramón Esteve te embelesan al cruzar su puerta.
La experiencia hedonista está servida en el restaurante de César Lopo y Tono Pastor tanto por su cocina como por cada rincón: una terraza con ambiente privado y tranquilo, una elegante barra de mármol negro para disfrutar de una copa o un tentempié, esa sala con paredes de ladrillo caravista combinado con luces, espejos y un mobiliario cuidado. Así como, por supuesto, la cocina totalmente visible y abierta al público, concebida como el escenario principal.
Cada detalle está cuidado al milímetro, tiene merecido el calificativo que muchos le atribuyen de ser uno de los restaurantes más bonitos de la ciudad.